El Ministerio de Desarrollo Social (Mides) recibió a 500 personas en la sala Zitarrosa de Montevideo, parte de las 35.000 que se escribieron en la tercera edición del Programa Nacional de Voluntariado para participar en 35 organismos del Estado en actividades vinculadas con cultura, salud, discapacidad, educación, juventud, cuidado ambiental, salud, vivienda o en el Plan Ibiripitá para jubilados.
Las autoridades presentes en la sala Zitarrosa, entre ellas la titular del Mides, Marina Arismendi, la subsecretaria Ana Olivera, el intendente de Montevideo, Daniel Martínez, la presidenta del Instituto del Niño y el Adolescente del Uruguay (INAU), Marisa Lindner, y el titular de la Dirección Nacional de Medio Ambiente (Dinavi), Alejando Nario, subrayaron que el voluntariado es participación y una expresión creciente de solidaridad con el objetivo de transformar la sociedad.
El Programa Nacional de Voluntariado busca promover la participación social como forma de construcción de ciudadanía y generación de mayor integración social. A esta iniciativa se inscribieron desde enero y hasta el 10 de marzo, 5.000 personas mayores de 16 años, además de grupos o u organizaciones que realizan actividades en conjunto.
Los voluntarios que participaron en las ediciones anteriores destacaron que el voluntariado es una actividad solamente de ida porque se vuelve en forma permanente porque es una acción de vida gratificante. Destacaron que las actividades de voluntariado impulsan cambios, generan respeto, empatía y conocimiento de las diversas realidades de los otros y de esta manera derriban estereotipos.
Los voluntarios expresaron que la generación de vínculos entre ellos mismos y el establecimiento de relaciones de confianza con las personas que viven en instituciones como INAU o el Instituto Nacional de Inclusión Adolescente (Inisa) estable lazos de confianza que ayudan a crecer. Destacaron que las actividades exigen multiplicar la disposición de tiempo y de afecto. Asimismo calificaron la experiencia como enriquecedora y como una actividad mágica de la que nacen relaciones de amistad.
El programa consta de tres ciclos anuales, comienza este mes y culmina en diciembre en todo el país, con opciones que varían en cada departamento, con participación en actividades semanales, jornadas de fin de semana o eventos puntuales.
Las puertas de las organismos están abiertos para desarrollar actividades en las áreas cultura, discapacidad, gestión de riesgo y respuesta a emergencias, plan Ibirapitá, inclusión digital, juventud, medio ambiente, primera infancia, infancia y adolescencia, salud, vivienda y hábitat, convivencia, educación y recreación deportiva.
Todos los voluntarios reciben acompañamiento, capacitación y una cobertura del Banco de Seguros del Estado (BSE) frente a eventuales accidentes, según lo dispuesto por la ley n.º 17885 sobre voluntariado social, que reconoce, define, regula, promueve y facilita la participación solidaria de los particulares en actuaciones de voluntariado en instituciones públicas, directamente o a través de organizaciones privadas sin fines de lucro, nacionales o extranjeras.
Cada voluntario firma un acuerdo con el organismo público donde realizará las actividades. Dicho acuerdo sirve para especificar los derechos y responsabilidades de cada una de las partes, así como las tareas y la duración de esta experiencia. La participación en distintas áreas del Estado no significa la sustitución de ningún funcionario y tampoco constituye un antecedente para ingresar a la función pública.
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