El presidente estadounidense Donald Trump y su homólogo ruso, Vladimir Putin, concluyeron en Alaska una cumbre amistosa y, según ambos, “productiva”, aunque sin presentar un plan para poner fin a la guerra ni alcanzar un alto el fuego en Ucrania.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, quien no fue invitado al encuentro, anunció que este lunes viajará a Washington para reunirse con Trump, con quien ya mantuvo una conversación telefónica en la que repasaron los principales puntos de la cita con Putin.
En su vuelo de regreso, Trump tuvo una “larga llamada” con Zelenski, informó la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt. Además, dialogó con líderes de la UE, Francia, Alemania, Reino Unido y la OTAN, según indicó una vocera de la Comisión Europea.
Antes de dejar Anchorage, Trump calificó la reunión como “muy productiva”, mientras que Putin la consideró “constructiva”. Sin embargo, nada trascendió de las tres horas de conversación que mantuvieron en una base militar.
El expresidente estadounidense, que se jacta de ser un negociador decisivo, aseguró que quedan “muy pocos asuntos por resolver” para alcanzar una solución a la guerra que comenzó hace más de tres años con la invasión rusa a Ucrania. “Uno de ellos es probablemente el más importante”, añadió sin dar detalles.
Pese a haber fijado como objetivo una cumbre tripartita con Zelenski y Putin para lograr un alto el fuego, Trump evitó mencionarlo al término del encuentro. Más tarde, en una entrevista con Fox News, señaló que alcanzar un acuerdo “depende realmente del presidente Zelenski”.
En contraste con su tono previo, cuando advirtió que abandonaría la reunión si no había avances, Trump descartó imponer “consecuencias muy graves” a Rusia. “Visto cómo han ido las cosas hoy, no creo que deba pensar en eso ahora”, afirmó.
Putin, por su parte, dijo esperar que “el entendimiento alcanzado allane el camino hacia la paz en Ucrania” e instó a que “Kiev y las capitales europeas no creen obstáculos ni recurran a provocaciones”.
Ambos evitaron dar una rueda de prensa conjunta y se limitaron a estrecharse la mano antes de retirarse sin responder preguntas. La ausencia de Zelenski generó inquietud en Ucrania y en Europa, donde temían que Trump cediera en materia territorial.
El líder ucraniano, ausente en la cumbre, lamentó que “los soldados rusos siguen matando el día de las negociaciones”, aunque celebró que sus fuerzas recuperaron seis localidades en los últimos días.
Las posturas entre ambos países siguen siendo irreconciliables: Rusia exige el reconocimiento de la anexión de Crimea y la cesión de Donetsk, Lugansk, Zaporiyia y Jersón, además de la renuncia de Ucrania a la OTAN y al suministro de armas occidentales. Kiev, en cambio, reclama un alto el fuego inmediato e incondicional, así como garantías de seguridad.
Análisis – Por David E. Sanger (The New York Times )
La cumbre dejó un resultado ambiguo: sin acuerdo concreto, pero también sin consecuencias para Rusia. Trump evitó ceder territorios, pero su tono complaciente con Putin preocupó a Ucrania y a sus aliados europeos.
El fracaso en alcanzar un alto el fuego temporal, considerado un primer paso fundamental, contrastó con la cordialidad pública entre ambos líderes. Trump elogió a Putin y dejó entrever una próxima reunión, posiblemente en Moscú, mientras que el líder ruso salió fortalecido al recuperar visibilidad internacional y proyectarse como actor central en la diplomacia global.
Para observadores, la cita recordó a la primera cumbre entre Trump y Kim Jong-un: mucho simbolismo y gestos de cercanía, pero pocos resultados concretos.
SWI / The New York Times / foto: Getty
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