El próximo gobierno de Uruguay asumirá en un país con el ingreso por persona más alto y menos desigual de América Latina, con un bajo riesgo-país de su deuda, con grado inversor confirmado y con la instalación de la empresa de celulosa UPM, la inversión más grande en la historia nacional, enfatizó el ministro interino de Economía y Finanzas, Pablo Ferreri. “Hay que mirar todos los números en su conjunto”, subrayó.
Ferreri se mostró sorprendido, este miércoles 20, por las afirmaciones de la oposición que califican las cuentas públicas como “un relajo”. Según detalló, el próximo Gobierno gestionará un país con el ingreso por persona más alto y con menores niveles de desigualdad de América Latina, y con todos sus desembolsos de deuda cubiertos para los próximos dos años.
Entrevistado por medios informativos en la sede del Ministerio de Economía, Ferreri añadió que cinco empresas calificadoras internacionales de crédito ubican a Uruguay con riesgo financiero muy bajo y grado inversor confirmado. Por otra parte, señaló que el país recibirá la inversión productiva más importante de su historia, con la instalación en el pueblo Centenario, departamento de Durazno, de la segunda planta elaboradora de pasta de celulosa de la empresa finlandesa UPM.
Ferreri sumó las “expresiones concretas de empresas internacionales que siguen confiando e invierten en el país”. “Me parece que, con todos esos elementos, lo que menos da es para pensar que estamos frente a un descalabro”, sostuvo. “Yo diría que, muy por el contrario, y citando a algún medio de prensa internacional, Uruguay es una isla de estabilidad en un continente signado por la volatilidad, por los problemas y la incertidumbre”, apuntó. “Hoy este país ofrece certezas, confianza y estabilidad, muy lejos de expresiones electoreras que hacen muy mal”, consideró.
Agregó que la deuda neta de Uruguay es estable, en el entorno del 41 % del producto interno bruto, y que, observada en combinación con otros aspectos, garantiza esa estabilidad, por ejemplo, con los recursos necesarios para afrontar los desembolsos de las obligaciones de los dos primeros años del próximo mandato de gobierno, líneas contingentes de crédito por 2.200 millones de dólares acordadas con organismos multilaterales y acceso fluido a los mercados a tasas bajas de interés.
Complementó con la información de que casi toda la deuda de Uruguay está definida a tasa fija, con una combinación adecuada entre la nominada en dólares y en moneda nacional, con un promedio de vencimientos a mediano y largo plazo, por lo cual no hay urgencias financieras.
“Hay que mirar todos los números en su conjunto, que hablan de una solidez financiera de Uruguay realmente muy importante”, puntualizó. “Si no tuviera esa solidez, el país no tendría el grado inversor otorgado por las cinco principales empresas calificadoras del mundo, ni un bajo riesgo país financiero, ni podría colocar deuda al 2050 a tasas de interés muy bajas”, insistió.
Ferreri dudó respecto a la posibilidad de bajar los gastos estatales en plazos cortos sin afectar servicios públicos básicos, como salud, seguridad o educación. “No es una opinión política, es ‘numérica’”, dijo.
Según valoró, el déficit fiscal de dos puntos porcentuales del producto interno bruto se reduce, sin afectar servicios, con un punto procedente de una “potente agenda de crecimiento y un ajuste gradual de las cuentas”. En ese sentido, detalló que solo UPM agregará 5.000 millones de dólares a la economía y que otro punto logrado es la asignación de recursos presupuestales a un ritmo más lento que el del crecimiento de la economía.
En cuanto a la política del tipo de cambio, valoró la labor del Gobierno basada en la libre flotación con intervenciones del Banco Central para evitar variaciones bruscas y acompañar las tendencias internacionales del dólar. Por eso, “cuando hablan de atender el atraso cambiario, están hablando de devaluación”, definió, en alusión a expresiones de la oposición.
El ministro interino de Economía advirtió: “Una devaluación afectará los ingresos reales de los hogares de manera importante y, para ello, alcanza con ver lo ocurrido en Argentina, una muestra clara de a qué llevan políticas bruscas de devaluación”.
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