La Cámara de Senadores aprobó el proyecto de ley de Muerte Digna, también conocido como eutanasia, convirtiéndose Uruguay en el tercer país de América en implementar esta medida. La iniciativa contaba con los votos necesarios desde que la Cámara de Diputados le dio el visto bueno.
La propuesta fue impulsada inicialmente por el exdiputado colorado Ope Pasquet en marzo de 2020 y recibió el respaldo de la Cámara de Representantes dos meses atrás. En la votación del Senado, 20 legisladores votaron a favor y 31 en contra. El proyecto contó con el apoyo del Frente Amplio, de Pasquet —que reemplazó a Robert Silva— y de Heber Duque —supliendo a Andrés Ojeda—, mientras que en el Partido Nacional solo Graciela Bianchi lo acompañó. El resto de los nacionalistas votó en contra, al igual que algunos legisladores de otros partidos.
El proyecto busca garantizar el derecho a “transcurrir dignamente el proceso de morir”, mediante la despenalización de la eutanasia para personas mayores de edad, psíquicamente aptas, que padezcan enfermedades terminales incurables e irreversibles o sufrimientos insoportables. El texto establece que ciudadanos uruguayos y residentes extranjeros podrán acogerse al procedimiento, detallando paso a paso el proceso para solicitar la eutanasia.
Debate a favor
El senador del Frente Amplio, Daniel Borbonet, pidió confianza en quienes viven la experiencia y aseguró que la ley “no obliga a nadie”, sino que ofrece una alternativa inexistente hasta ahora.
Por su parte, Ope Pasquet calificó la ley como “bienhechora, liberal y humanista”, destacando la libertad de decisión de cada individuo: “El que quiere eutanasia, que la pida; el que no, que la rechace”.
Voces en contra
El legislador del Partido Colorado, Pedro Bordaberry, criticó la ley por ser “aprobada de apuro” y consideró que contiene problemas de redacción, centrada exclusivamente en la perspectiva médica y sin suficiente revisión jurídica.
El senador del Partido Nacional, Martín Lema, opinó que la votación fue “inoportuna”, dado que días atrás se reglamentó la ley de cuidados paliativos. Destacó que los más pobres y vulnerables aún no se benefician de esos cuidados y afirmó que su posición en contra se basa en principios filosóficos, vinculando libertad y derechos a la vida.
Con un procedimiento inspirado en los modelos de Bélgica y Países Bajos, Uruguay se convierte así en el tercer país de América en legalizar la eutanasia activa.
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