El presidente del PIT-CNT, Fernando Pereira, reflexionó este jueves en su cuenta de Facebook sobre los últimos casos de violencia de género, en especial el de Quebracho. Escribió una columna: “Tenemos un enorme problema, se llama violencia de género”. Pereira sostuvo que “no quedan palabras” cuando se matan a dos personas.
El texto completo:
“No quedan palabras para describir lo que se siente cuando matan a dos compañeros, una de ellas de mi Sindicato AFUPRIM, auxiliar de escuela en Quebracho, una actividad de enorme relevancia en la educación pública y un policía que acudió a asistir a esta trabajadora, amenazada por este sujeto armado que no resistía que su ex pareja estuviera reconstruyendo su vida.
Este hombre además amenazo a otras personas, actuó con violencia delante de niños y robó el arma del reglamento del policía y su moto, prendió fuego un establecimiento agropecuario, es decir actos de violencia que no respetaron nuestro bien supremo a tutelar, la vida.
Sintetizando, los hombres tenemos que asumir que muchos de nosotros somos violentos, sobre todo cuando sentimos nuestro mal llamado “orgullo” herido, y en muchos casos termina con actos violentos, alguno de ellos termina en muertes de personas, cuyo aparente pecado es haber dejado de querer estar con el otro. Esta debería ser una máxima grabada a fuego, nadie tiene que estar con quien no quiere.
Muchos hombres no están atendiendo esta regla y violentan todas las normas de una convivencia social adecuada, con respeto por el otro, por los hijos y las familias, llegando a atrocidades de este tipo.
Todos tenemos que ser conscientes que es imperioso cambiar parte de nuestras conductas, asumir el problema con la magnitud que tiene y salir a buscar las mejores soluciones.
En las organizaciones feministas y en nuestro Departamento de Género se están dando pistas, sobre cuáles deben ser los cambios conductuales, uno de ellos es no justificando violencia de tipo alguno, con descalificaciones de diverso tipo al agredido, desterrando de la sociedad el acoso callejero, sexual y laboral, en definitiva cambiando el modelo patriarcal de sociedad. La violencia tiene que ser condenada provenga de donde provenga.
Me gustaría nunca más escribir sobre este tema, pero lo cierto es que cada pocas horas en sitios de Uruguay en donde, en principio son muy seguros, el lugar que deja de ser seguro es donde la mujer vive producto de la violencia de su pareja o ex pareja, trabajemos para erradicar este flagelo.
Hoy siento un profundo dolor por la pérdida de dos compañeros, producto de la violencia de género, vaya nuestro solidaridad a la familia, compañeros y amigos de las víctimas y para la sociedad entera de Quebracho”.
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