Ludovica Squirru presentará su nuevo libro, Horóscopo Chino 2025: Serpiente de Madera, el sábado 25 de enero a las 19:30 horas en las escalinatas del Argentino Hotel. Este libro promete envolvernos en nuevos sueños y utopías.
En una entrevista con Agustina Flores en La Tarde de RBC, la astróloga habló sobre lo que se espera del año de la Serpiente de Madera:
“La Serpiente de Madera es la continuación del proceso iniciado por el Dragón de Madera, ya que ambos son los únicos animales del horóscopo chino que nos hacen reencarnar y, además, son hermanos y socios en todo lo que planean y realizan.
Este año culminará el torbellino que trajo el Dragón, pero, lamentablemente, con situaciones aún más intensas en los ámbitos político, social, económico y ambiental. La Serpiente, al estar vinculada con la tierra, se verá afectada por actividades humanas como el fracking y la minería. Esto podría desencadenar movimientos sísmicos y otros eventos inesperados.
La Serpiente es un signo dual y carismático, pero también impredecible. Tiene la capacidad de traer suerte y fomentar asociaciones positivas entre jóvenes y nuevos movimientos sociales. Sin embargo, es un signo que puede cobrar ‘ojo por ojo, diente por diente’, por lo que no es precisamente pacífico. Es fundamental desarrollar la intuición, lo que los chinos llaman el ‘tercer ojo’.
Antes del comienzo del Año Nuevo Chino, es importante liberarse de todo lo tóxico, como relaciones dañinas, deudas pendientes o incluso objetos rotos o que traen recuerdos negativos. Los chinos aconsejan empezar el año con armonía en el entorno, siendo más tolerantes y conectando con las personas que nos rodean.
Además, debemos alejarnos de la adicción a la tecnología y valorar los encuentros cara a cara. Este año invita a enfocarse en la vida familiar, el diálogo y la recuperación de lo lúdico como herramienta terapéutica. También es esencial deshacerse de mandatos obsoletos y explorar nuestras propias emociones y relaciones.
El Año de la Serpiente de Madera nos desafía a buscar un equilibrio entre la introspección, la conexión humana y el respeto por la naturaleza”, concluyó Ludovica Squirru.
