La policía de Los Ángeles hizo cumplir con rapidez un toque de queda en el centro de la ciudad la noche del martes, e hizo detenciones momentos después de que entrara en vigor, mientras desplegaba agentes a caballo y utilizaba proyectiles de control de multitudes para dispersar a un grupo de cientos de personas que protestaban contra la represión migratoria del presidente Donald Trump.
Miembros de la Guardia Nacional permanecieron vigilantes detrás de escudos de plástico, pero no parecieron participar en los arrestos.
Horas más tarde, muchos de los manifestantes se habían dispersado, aunque continuaban enfrentamientos esporádicos que fueron mucho más pequeños que en noches anteriores. Las autoridades dijeron que el toque de queda era necesario para detener el vandalismo y el robo por parte de agitadores que buscaban causar problemas.
El gobernador, el demócrata Gavin Newsom, acusó antes a Trump de arrojar una “red de arrastre militar” sobre la segunda ciudad más grande del país con su uso creciente de la Guardia Nacional. También desplegó infantes de Marina, aunque el martes no se les vio en las calles.
Newsom solicitó a una corte que detuviera con urgencia la asistencia militar a los agentes federales de inmigración, después de que algunos guardias empezaran a proteger a los agentes mientras realizaban arrestos. Newsom alegó que eso sólo aumentaría las tensiones y promovería disturbios civiles. El juez fijó una audiencia para el jueves, lo que daba al gobierno varios días para continuar con esas actividades.
El cambio situaba a las tropas más cerca de participar en operaciones como las deportaciones prometidas por Trump dentro de su campaña contra la inmigración. La Guardia tiene autoridad para detener temporalmente a personas que ataquen a agentes, pero cualquier arresto finalmente sería realizado por las fuerzas del orden.
Trump ha activado a más de 4.000 miembros de la Guardia Nacional y 700 marines a pesar de las objeciones de las autoridades de la ciudad y el estado. Originalmente fueron desplegados para proteger edificios federales.
Las manifestaciones se han extendido a otras ciudades del país, incluidas Dallas y Austin en Texas, Chicago y Nueva York, donde se congregó un millar de personas y se realizaron múltiples arrestos.
En Texas, donde la policía en Austin utilizó irritantes químicos para dispersar a varios cientos de manifestantes el lunes, las tropas de la Guardia Nacional del estado estaban “en espera” en áreas donde se planean manifestaciones, según dijo el martes por la noche Andrew Mahaleris, portavoz del gobernador republicano Greg Abbott.
Se desplegaron miembros de la Guardia en San Antonio, según el jefe asistente de policía Jesse Salame. Dijo que no sabía cuántos fueron enviados ni detalles sobre el despliegue.
La alcaldesa de Los Ángeles impone toque de queda
La alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, declaró una emergencia local en el quinto día de protestas y dijo que el toque de queda se extenderá desde las 8 de la tarde del martes hasta las 6 de la mañana del miércoles. Dijo que se esperaba que durara varios días.
“Hemos llegado a un punto de inflexión” después de que 23 negocios fueran saqueados, dijo Bass durante una conferencia de prensa el martes.
El toque de queda cubre una sección de 2,5 kilómetros cuadrados (1 milla cuadrada) del centro que incluye el área donde han ocurrido protestas desde el viernes. La ciudad de Los Ángeles abarca casi 1.290 kilómetros cuadrados (unas 500 millas cuadradas).
El toque de queda no se aplica a los residentes del área designada, personas sin hogar, medios acreditados o funcionarios de seguridad pública y emergencia, según el jefe de policía de Los Ángeles, Jim McDonnell.
McDonnell dijo que el “comportamiento ilegal y peligroso” había estado escalando desde el sábado.
“El toque de queda es una medida necesaria para proteger vidas y salvaguardar la propiedad después de varios días consecutivos de creciente agitación en toda la ciudad”, dijo McDonnell.
Trump dice que está dispuesto a aplicar la Ley de Insurrección
Trump dejó abierta la posibilidad de invocar la Ley de Insurrección, que autoriza al presidente a desplegar fuerzas militares dentro de Estados Unidos para suprimir rebeliones o violencia interna o para hacer cumplir la ley en ciertas situaciones. Es uno de los poderes de emergencia más extremos disponibles para un presidente de Estados Unidos.
“Si hay una insurrección, ciertamente la invocaría. Veremos”, dijo desde la Oficina Oval.
Más tarde, el presidente llamó “animales” y “un enemigo extranjero” a los manifestantes en un discurso en Fort Bragg, que en principio pretendía conmemorar el 250 aniversario del Ejército de Estados Unidos.
Trump ha descrito a Los Ángeles en términos alarmantes que Bass y Newsom dicen que están totalmente disociados de la realidad.
En un discurso público el martes por la noche, Newsom calificó las acciones de Trump como el inicio de un “asalto” a la democracia.
AP
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