El diputado Federico Casaretto (PN) se pronunció sobre el tema de los archivos de la dictadura, que será debatido en el parlamento el 7 de mayo. El proyecto de ley propone hacer públicos estos archivos, una medida a la que se opone el Frente Amplio, según comentó Casaretto a RADIO RBC.
Casaretto recordó su primer periodo como diputado, cuando se descubrieron los archivos Berrutti. La ministra Berrutti, o al menos su ministerio, encontró en una repartición militar unos archivos. En ese momento, Casaretto y sus colegas quisieron formar una comisión multipartidaria para analizar esos archivos, que consistían en 12.000 carpetas microfilmadas. Sin embargo, no se les permitió hacerlo.
Casaretto y el subsecretario Bayardi hablaron con el senador Heber y Carlos Julio Pereira. Se les informó que el ministerio había asignado a dos personas de confianza para desclasificar los archivos. Lamentablemente, años después se enteraron que una de esas personas era Augusto Gregory, uno de los principales dirigentes del Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros.
Casaretto expresó su descontento con esta situación, argumentando que se deben dar garantías cuando se abren archivos de temas sensibles. Ahora, se enfrentan al tratamiento de un proyecto de ley que propone hacer públicos estos archivos. Casaretto se sorprende ante la paradoja de que el Frente Amplio, que durante 50 años ha pedido verdad y conocer lo que pasó, se oponga a que estos archivos sean públicos.
El Frente Amplio argumenta que los archivos pueden contener temas muy sensibles. Aunque la ley protege estos temas, como violaciones o vejaciones a mujeres bajo tortura, Casaretto sostiene que lo que pasó, pasó. Argumenta que nadie puede juzgar a alguien que haya hablado bajo tortura, y que no cree que 50 años después alguien tenga la inmoralidad de utilizar estas cosas para señalar quién habló o quién no habló.
Casaretto cree que Uruguay necesita hacer lo que se ha pregonado durante tanto tiempo: conocer las cosas. Si los archivos aparecieron y hay registros, deben ser públicos. Esto no significa que se publicarán en un diario, sino que cualquier ciudadano podrá acceder a ellos en el Archivo General de la Nación, la Biblioteca Nacional o el organismo que disponga. Podrán saber qué pasó con un familiar suyo, quién fue el que lo interrogó.
Casaretto concluye que esto habla a las claras de la necesidad de cerrar un periodo que en algún momento tenemos que cerrar, más allá de aciertos y errores que hubieron de ambas partes. Reconoce que hubo excesos de todo tipo, de ambas partes, y que cuando el Estado ejerce la violencia no es lo mismo que cuando la ejerce un particular. Pero recuerda que todo lo que pasó aquí tuvo responsabilidades de ambos lados.
