La preocupación fue trasladada a RBC por vecinos de Piriápolis, ante el temor que provocan motociclistas imprudentes en los puntos y momentos menos adecuados.
Es que para hacer pruebas arriesgadas no eligen un apartado camino o un predio acondicionado a tal fin, sino la vía pública y en lugares donde circulan niños.
Las motos, con escape libre, sin espejos, y con conductores fuera de sí, pasan frente a la piscina municipal, en la calle que lleva a la Terminal y a pocos metros del municipio, y especialmente en los horarios de entrada y salida de los turnos de la piscina.
También cerca de centros escolares como por ejemplo un instituto privado de ruta 37, donde los “acróbatas” que violan las reglas de tránsito, pasan a alta velocidad por la calle de servicio, y en horarios de entrada y salida.
Según comentaron a RBC algunos de los mencionados vecinos, se han formulado quejas ante el municipio, sin resultados positivos.
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