A lo largo de tres emocionantes jornadas cinematográficas, decenas de producciones, tanto cortometrajes como largometrajes, provenientes de diversos países, se dieron cita en el vigésimo Festival Internacional Piriápolis de Película. Como es tradición en cada edición, se llevaron a cabo homenajes y reconocimientos a destacados directores, productores y artistas invitados.
La Dirección Artística y Programación de esta edición tan especial está a cargo del Periodista y Crítico, Alejandro Yamgotchian, quien compartió sus perspectivas con Agustina Flores en una charla exclusiva.
Al hablar sobre la programación y los puntos destacados del Festival, Alejandro Yamgotchian brindó detalles y destacó el crecimiento constante de la producción cinematográfica uruguaya. “Es una responsabilidad significativa, pero al mismo tiempo, contamos con el apoyo de la comunidad local y de los medios de comunicación internacionales. Este respaldo es fundamental para llevar adelante un festival de cine. Llevamos meses trabajando incansablemente, desde la mañana hasta la noche y muchas madrugadas, para prepararlo todo. Organizar un Festival Internacional de Cine en Piriápolis, que ha experimentado un crecimiento impresionante, es un desafío que implica mucho trabajo.
La primera edición atrajo a 600 espectadores, y ahora, en promedio, recibimos a 5000 personas, lo cual nos llena de alegría. Nuestro propósito principal es dar a conocer a talentosos realizadores independientes que, de otro modo, no tendrían una plataforma adecuada para presentar su trabajo. Pueden subir sus cortos o largometrajes a YouTube, pero nunca sabrían si los han visto en su totalidad o quiénes son. Los festivales como el nuestro brindan un espacio físico para destacar este material, algo esencial en un mundo saturado de contenido audiovisual. Desde nuestro punto de vista, humildemente, buscamos ofrecer lo mejor de este cine de manera gratuita a todos los amantes del cine, ya sean cinéfilos o simples curiosos que terminan regresando año tras año”.
La edición de este año cuenta con la participación de películas de 10 países, entre ellos Argentina, Brasil, Ecuador, España, Estados Unidos, México, Perú, Taiwán y Uruguay. Taiwán, en particular, envía sus producciones por segunda vez al festival, y se destaca por la presencia de muchas directoras que abordan temas que van más allá del cine, como el feminismo y la igualdad de género. Este tipo de cine es de suma importancia, ya que aporta una mirada única y necesaria. “El aporte que recibimos, por ejemplo, de Taiwán, es extraordinario. Una joven estudiante demuestra un amor apasionado por el cine y realiza sus proyectos con recursos limitados. A veces, durante la filmación, se escuchan los ruidos de las cámaras y los micrófonos chocando, pero a ella no le importa; sigue filmando con determinación. Aquí, en nuestro festival, brindamos un espacio para talentos como el suyo, centrándonos en la esencia de su trabajo más que en la presentación”.
Yamgotchian también reflexionó sobre la evolución del cine uruguayo a lo largo de los años. “Recuerdo que, en el pasado, en la competencia iberoamericana de cortometrajes, no había material uruguayo. Ahora, con 52 años, puedo afirmar que cuando yo quería estudiar cine en 1991, no había lugares donde hacerlo en Uruguay. Muchos de nosotros terminamos volcándonos hacia el periodismo y la crítica cinematográfica, y, de alguna manera, nos convertimos en los impulsores de festivales como este. Sin embargo, las nuevas generaciones cuentan con escuelas de cine y lugares de aprendizaje, así como con autodidactas que, gracias a su pasión desbordante, crean trabajos de gran calidad, algunos de los cuales han sido premiados internacionalmente. El cine uruguayo ha crecido enormemente, especialmente el producido por mujeres”.
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