El Consejo Nacional Electoral de Venezuela anunció que el presidente Nicolás Maduro es el ganador de las elecciones del domingo, pese a las denuncias de la oposición de irregularidades en el proceso de conteo. El mandatario se jugaba su reelección y la continuidad de un proyecto político autoproclamado como socialista que inició el fallecido Hugo Chávez hace 25 años.
El CNE indicó que Maduro obtuvo un 51,20% de los votos con el 80% de las mesas escrutadas, en el que fue el mayor desafío electoral desde su llegada al poder hace 11 años con Edmundo González como rival representando la candidatura unida de la oposición.
El aspirante opositor quedó con 44,2% del respaldo popular, según los datos difundidos por Elvis Amoroso, presidente del CNE.
No obstante, la líder opositora María Corina Machado desconoció el triunfo de Nicolás Maduro y dijo que Edmundo González es el nuevo presidente de Venezuela.
Machado indicó que con el 40% de las actas que están en su poder, González se impuso con 70% de los votos, 40 puntos porcentuales por encima de Maduro. “Esta es la verdad”, recalcó.
“Queremos decirle a todos venezolanos que Venezuela y todo el mundo lo sabe” que González salió victorioso, aseveró la opositora que abanderó la campaña de González, al quedarse fuera de la contienda por su inhabilitación política por 15 años. “Hemos ganado en todos los estados del país”.
Se sumó al rechazo el candidato opositor. “Nuestra lucha continúa y no descansaremos hasta que la voluntad del pueblo de Venezuela sea respetada”, manifestó Edmundo González.
Amoroso, que atribuyó el retraso en la comunicación de resultados a que se tuvo que “solventar una agresión” al proceso electoral sin dar más detalles, indicó que la participación de los venezolanos en las votaciones fue del 59%.
Durante una concentración a las afueras del palacio de gobierno, Maduro celebró entre bailes y canciones su victoria. “No pudieron con las sanciones, no pudieron con las agresiones, no pudieron con las amenazas, no pudieron ahora y no podrán jamás con la dignidad del pueblo de Venezuela”, expresó el gobernante.
Los venezolanos aguardaron ansiosos por varias horas los resultados, cuando la exlegisladora Delcy Solórzano, representante nacional de la coalición opositora ante la autoridad electoral, denunció sin mostrar pruebas que el CNE había “paralizado la transmisión de actas” y que en una “importante cantidad de centro de votación” se estaba retirando a sus testigos para el conteo de votos.
Poco después, Omar Barboza, secretario ejecutivo de la principal coalición opositora, aseguró que la oposición había recopilado actas de votación oficiales del 30% de las mesas de votación. “No debería tener dudas si se quiere actuar con la verdad y reconociendo la voluntad popular”, dijo.
Simpatizantes del oficialismo se congregaron frente al palacio presidencial de Miraflores donde había un ambiente festivo antes incluso de conocerse los resultados.
También el jefe de campaña del presidente Nicolás Maduro y jefe de la Asamblea Nacional de mayoría abrumadora del oficialismo, se mostró confiado que los comicios presidenciales iban a ser favorables para el oficialismo horas antes de que la autoridad electoral anunciara datos del conteo.
Durante la jornada, después de la hora prevista del cierre de urnas y sin que hubiera un anuncio oficial de que había terminado la votación, hubo roces entre seguidores del oficialismo y de la oposición a las afueras de algunos centros de votación.
Sin embargo, el ministro de Defensa, el general en jefe Vladimir Padrino López, afirmó que se vivió una jornada electoral “en perfecto orden, en perfecta paz”. El ministro de Relaciones Interiores, el almirante en jefe Remigio Ceballos, desestimó los incidentes, resaltando que fueron “minúsculos” y no afectaron el desarrollo de la elección.
Entre las primeras reacciones a los datos del CNE que dieron por ganador a Maduro, el secretario estadounidense de Estado, Antony Blinken, puso en duda los resultados en Venezuela: “Tenemos serias preocupaciones de que los resultados anunciados no reflejan la voluntad o los votos del pueblo venezolano”.
Asimismo, el mandatario chileno, Gabriel Boric, cuestionó que “el régimen de Maduro debe entender que los resultados que publica son difíciles de creer” y exigió “total transparencia de las actas y el proceso”, permitiendo que veedores internacionales “no comprometidos con el gobierno” den veracidad a los resultados.
“Desde Chile no reconoceremos ningún resultado que no sea verificable”, anticipó Boric. Maduro desafió por su parte desde el palacio presidencial al presidente argentino, Javier Milei, y calificó su administración en Argentina como una dictadura.
Maduro fue uno de los primeros en votar y llamó a sus rivales a respetar los resultados. “Nadie va a llevar a Venezuela al caos. Yo soy Nicolás Maduro Moros, presidente-pueblo, y reconozco y reconoceré al árbitro electoral, los boletines oficiales y haré que se respeten”, dijo.
Clarisa Machado, una socióloga de 74 años, que admitió que votó por Maduro en la barriada popular de Petare, dijo que “la gente está más despierta, más consciente” y se mostró confiada en que la experiencia vivida tras años de severa crisis le permitirá al gobierno sortear situaciones difíciles y mejorar la calidad de vida de los venezolanos.
“Nosotros los venezolanos cuando nos tumban, nos levantamos y eso sirve de experiencia para no volver a caer”, añadió.
El candidato unitario opositor expresó su satisfacción por la masiva presencia de venezolanos el domingo en los centros de votación al sufragar poco antes del mediodía.
“Hoy más que nunca los venezolanos estamos demostrando que somos un solo pueblo. Lo que vemos son colas de alegría y esperanza. Hoy comienza el día de la reconciliación de todos los venezolanos”, dijo González rodeado de periodistas poco después de emitir su voto en Caracas.
“El espíritu democrático de los venezolanos está más vivo que nunca. Llegó la hora de la reconciliación de todos venezolanos, llegó la hora del cambio”, acotó el exembajador.
González prometió que, de salir victorioso, trabajará para crear las condiciones para que los casi 8 millones de venezolanos que han emigrado en años recientes huyendo de la crisis se sientan animados a regresar al país.
“En el nombre de dios todo va a salir bien. Cada quien va a ocupar su puesto y pues el cambio por Venezuela”, dijo Judith Cantillo, una empleada doméstica de 52 años, en Petare, al este de la capital venezolana.
“Ya estamos cansados”, dijo. “Para mí un cambio en Venezuela (es) que haya empleo, que haya seguridad, que haya medicina en los hospitales; un buen pago para los profesores, para los médicos”.
En otra zona de Caracas, Liana Ibarra, una manicurista de 35 años, dijo que llegó al centro de votación a las 3 de la mañana y ya había al menos 150 personas delante de ella.
“Antes había mucha indiferencia hacia las elecciones, pero ya no”, dijo y comentó que si el opositor González no gana, buscará emigrar a Estados Unidos junto con su hijo. “No podemos soportarlo más”.
La popularidad de Maduro se ha desgastado tras una crisis social y económica que en la última década aumentó la pobreza, el hambre, el costo de vida y que empujó a más de 7,7 millones de venezolanos a migrar en busca de mejores condiciones. Aunque ha pasado lo peor de la crisis, que hace años provocó una importante escasez de alimentos, la gente aún enfrenta dificultades para cubrir sus necesidades.
Venezuela tiene las mayores reservas probadas de crudo del mundo, pero su producción fue en declive en los últimos años, en parte debido a la mala gestión del gobierno, la corrupción en la empresa petrolera estatal y las sanciones comerciales.
En 2018, tras una reelección de Maduro que Estados Unidos y otros países calificaron de ilegítima, el entonces gobierno de Donald Trump impuso sanciones al gobierno venezolano, lo cual sólo profundizó la crisis.
Las elecciones coincidieron con el que sería el cumpleaños 70 del expresidente Hugo Chávez, el histórico líder que falleció de cáncer en 2013 dejando en Maduro las riendas de la que llamó la revolución bolivariana.
Los más de 21,3 millones de venezolanos facultados para votar el domingo estaban llamados a elegir entre los rostros que aparecían en la boleta — el de Maduro se repitía 13 veces — con la idea de si quieren revalidar el cuarto de siglo de gobiernos autoproclamados socialistas que inició Chávez o tomar un nuevo rumbo ante las promesas de “libertad” y cambio de la coalición opositora.
A diferencia de las dos anteriores elecciones (2013 y 2018), Maduro enfrentaba el domingo el mayor desafío del partido de gobierno desde 1999. El mandatario y sus aliados buscaban mantener el control de todas las ramas del poder por al menos seis años más, en momentos en que su base luce dividida, disminuida y decepcionada, según algunos analistas.
La oposición, que aspiraba a capitalizar el descontento de muchos venezolanos hastiados de la situación social y económica, enfrentó diversos obstáculos durante la campaña. El principal fue la imposibilidad de que la exlegisladora María Corina Machado se registrara como la candidata de unidad, luego de que las autoridades judiciales la inhabilitaran por 15 años. Sin embargo, ella se volvió en la fuerza motriz detrás de González, quien finalmente fue escogido como el candidato del principal bloque opositor.
AP / foto: Fernando Vergara
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