El contexto de la emergencia sanitaria causada por la pandemia de Covid-19 surge como un elemento más que colabora para que el niño viva en un entorno hostil; esta problemática atraviesa todos los estratos sociales y culturales sin distinguir razas o credos.
Según los datos del último informe del Sistema Integral de Protección a la Infancia y a la Adolescencia contra la Violencia (Sipiav) hubo 4911 situaciones de violencia, lo que equivale a un promedio de 13 episodios diarios – este dato no representa la totalidad de los casos de abuso y maltrato, sino que da cuenta exclusivamente de las situaciones registradas-.
En más de la mitad de los casos – un 56 por ciento – las victimas son niñas y adolescentes mujeres, donde el maltrato emocional es el más común.
91 por ciento de las personas agresoras provienen de su núcleo familiar o de convivientes. La violencia contra los niños desgarra la fibra más íntima que es la familia, no se puede concebir el problema a puertas adentro sino que por el contrario la sociedad debe de involucrarse para que estos hechos disminuyan.
Todos los daños sufridos en la niñez se ven reflejados posteriormente en la vida adulta.
Desde dicha Área de la IDM se manifiesta que “no se debe permitir que se sigan violando los derechos humanos de niños, niñas y adolescentes”.
Cabe recordar que la Línea Azul recepciona, a través del número 0800 5050 y del sitio web de INAU, denuncias de la comunidad relacionadas a situaciones de violencia y vulneración de derechos vividas por niños, niñas y adolescentes a fin de dar respuesta a las mismas.