Este 27 de enero se cumplen 76 años de la liberación de Auschwitz, ocurrida en 1945, a fines de la Segunda Guerra Mundial. “Es un día de recordación y de reflexión, que no debe pasarnos por al lado”, dijo el ministro de Educación, Pablo da Silveira. “El Holocausto no es algo que les pasó solamente a los judíos. Le pasó a la especie humana entera. No olvidarlo es esencial para que el horror no vuelva a repetirse”, agregó.
Auschwitz no fue el único campo de concentración y exterminio creado por los nazis, pero sí el más grande y, quizás, el más infame. Por eso, en el año 2005 la Asamblea General de Naciones Unidas declaró el 27 de enero Día Internacional de Conmemoración Anual en Memoria de las Víctimas del Holocausto.
“No se trata de un día de celebración, porque detrás de esta fecha hay demasiado dolor y demasiada muerte, pero es un día de recordación y de reflexión, que no debe pasarnos por al lado”, expresó el ministro Da Silveira.
El Holocausto (o la Shoá, como se dice en hebreo) fue el intento de extermino del pueblo judío decidido por el régimen nazi en los primeros días en 1942. Seis millones de judíos fueron asesinados en los años siguientes, lo cual represente alrededor de dos tercios de los judíos que vivían entonces en Europa. Junto con ellos, también fueron ejecutados miembros de otras minorías, como gitanos, homosexuales y personas con discapacidad.
El secretario de Estado reflexionó que lo más perturbador es que para perpetrar este crimen a inmensa escala se recurrió a los conceptos más evolucionados de organización y planificación, a los métodos industriales más eficientes, a toda la capacidad logística disponible en esa época. “La razón humana, esa maravillosa facultad que nos ayuda a salvar vidas y a explorar el universo, fue puesta al servicio del peor de los fines: matar con propósito de exterminio”, observó
“Auschwitz queda lejos de Uruguay, en Polonia, pero no es ajeno a nosotros. En primer lugar, no lo es porque está entrelazado con nuestra propia historia. Muchos de nuestros compatriotas judíos llegaron a este país, o tienen padres o abuelos que llegaron a este país, escapando de aquel horror”, dijo el titular de Educación y Cultura.
En segundo lugar, añadió, Auschwitz tiene cosas para enseñarnos sobre el respeto de los derechos humanos y la importancia de la convivencia democrática. A ese crimen inconcebible solo se llegó luego de un largo período de desprecio de la democracia, de desconocimiento de las garantías que ofrece el orden jurídico, de fogoneo de un nacionalismo excluyente y agresivo, de descalificación sistemática del que piensa o vive diferente, señaló.
“Auschwitz nos recuerda toda la complejidad y toda la fragilidad de la condición humana. Los seres humanos somos capaces de generosidad, de compasión y de respeto, pero también podemos caer en los peores extremos de insensibilidad y prepotencia. De hecho, Auschwitz nos recuerda que somos, tristemente, el único animal capaz de organizar genocidios”, lamentó.
“El Holocausto, la Shoá, no es algo que les pasó solamente a los judíos. Es algo que le pasó a la especie humana entera, es algo que nos pasó a todos. No olvidarlo es esencial para que el horror no vuelva a repetirse”, concluyó el ministro.
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