Aragón, Cataluña y Madrid concentra el 72% de los nuevos positivos y Navarra es ya la segunda comunidad en cuanto a incidencia relativa.
El 1 de mayo los españoles todavía estaban completamente confinados, en la víspera de los primeros paseos autorizados. Hay que remontarse a ese día para encontrar una cifra más alta de contagios registrados que la que ha reportado este miércoles el Ministerio de Sanidad: 1.153 diagnósticos en las 24 horas previas. El virus no da tregua y las bajadas diarias, cuando las hay, son meros artefactos contables que no pueden ocultar una subida incesante que comenzó a mediados de junio.
Aragón (424), Cataluña (211) y Madrid (199) reúnen la mayoría de los nuevos positivos de este martes, pero si se mira la incidencia en función de la población a una escala de tiempo más amplia, Navarra, con 73 casos por cada 100.000 habitantes en los últimos siete días, ya ha superado a Cataluña (66,1). Y País Vasco (38,5) está por delante de Madrid (21,3), si bien esta comunidad autónoma está experimentando un crecimiento exponencial en las últimas semanas.
La incidencia del virus crece en casi todos los territorios, si bien las dinámicas varían enormemente entre comunidades autónomas. Además de estas cuatro, Murcia se sitúa por encima de los 20 casos nuevos por cada 100.000 habitantes en los últimos siete días; Comunidad Valenciana y La Rioja están por encima de 10, y todas las demás bajan de esta cifra. A la cola, además de Melilla (0) y Ceuta (1,1), están Canarias (2,4) y Asturias (3,1). “Estamos claramente en una segunda onda, lo que hay que ver es si será mayor o menor”, asegura Rafael M. Ortí Lucas, presidente de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene (Sempsph).
En cualquier caso, la lectura que hay que hacer de estos datos es muy distinta que la de la última fase del confinamiento. Ni siquiera el método contable es exactamente igual: ahora se publican cada día los casos con diagnóstico en la víspera, mientras antes del 25 de mayo era de todos los casos reportados el día previo, independientemente de la fecha de diagnóstico. Con la metodología antigua la cifra de este miércoles sería aún mayor: 2.031 casos reportados en 24 horas.
Pero, paradójicamente, no peor, ya que ahora hay una capacidad diagnóstica muy superior a la de entonces. A principios de mayo se hacían pruebas a menos de la mitad de las personas que presentaban síntomas y el porcentaje de positividad de las pruebas estaba entre un 5% y un 10%. Ahora, según las últimas cifras que aportó Sanidad, se hacen pruebas al 95% de quienes tienen signos de covid y el porcentaje de positivos entre estos es de tan solo el 1,2%. “Esto es signo de que la transmisión se ha reducido”, dijo el lunes Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias.
Las personas que se están detectando son cada vez más jóvenes: la media de edad de los diagnosticados era de 60 años cuando todavía había confinamiento, ahora baja a 40 en hombres y 43 en mujeres. Esto se debe, según los expertos, a varios factores: puede influir que las personas mayores estén ahora más protegidas, pero sobre todo, como se hacen muchas más pruebas, fruto de los rastreos, se encuentran casos asintomáticos que antes pasaban desapercibidos (ahora son más de la mitad). Hace tres meses, por el contrario, la mayoría de los casos que se detectaban habían presentado complicaciones, algo más frecuente cuanta más edad.
Y esto provoca que ahora la proporción ingresos hospitalarios y decesos sea mucho menor. Si el 1 de mayo hubo 732 hospitalizaciones, 84 enfermos que requirieron cuidados intensivos y 281 muertes, este miércoles 29 de julio, en la semana previa (el dato ya no es diario) bajan a 427, 21 y 9, respectivamente, lo que hace una media diaria de 61 ingresos, tres en cuidados intensivos y poco más de un fallecimiento.
Sin embargo, también hay que ser cautos a la hora de interpretar estos números, ya que es una estadística que va por detrás de la del número de casos. Aunque los decesos no parecen mostrar por el momento una tendencia al alza, las hospitalizaciones sí que vienen creciendo de forma sostenida desde mediados de junio, cuando tocaron su suelo con menos de un centenar a la semana (unas 14 diarias).
La presión hospitalaria queda de momento muy lejos de la parte más aguda de la crisis, pero en lugares concretos, como Aragón, están ultimando planes de contingencia. Simón ya dijo el pasado lunes que había que “tener cuidado” con este indicador y advirtió de que en esta comunidad autónoma se está empezando a notar un aumento de la necesidad de recursos.
En opinión de Martí Lucas, habrá que esperar unos días para comprobar cómo están funcionando las medidas que van poniendo las comunidades autónomas más afectadas para contener la epidemia. “Los datos siempre van por detrás, habrá que esperar 10 o 14 días”, señala. Aunque en Cataluña ya están levantando medidas, los especialistas en salud pública consultados por este periódico en los últimos días miran todavía la situación con cautela. Según decía en una entrevista Fernando Rodríguez Artalejo, catedrático de Epidemiología de la Universidad Autónoma de Madrid, se ha comprobado que las medidas de confinamiento severo funcionaron bien, pero es una incógnita si estas que se están aplicando ahora, no tan contundentes, en lugares como Aragón, Madrid o la propia Cataluña tendrán éxito.
Desde el comienzo de la pandemia, el balance oficial de Sanidad contabiliza 126.690 hospitalizaciones por coronavirus y 28.441 muertes, aunque existe un consenso entre los expertos de que esta cifra es bastante inferior a la real, ya que, sobre todo al principio de la epidemia en España, muchas personas murieron sin que le realizaran pruebas y por ello no están en las estadísticas. Con los informes de exceso de mortalidad que publica el Instituto de Salud Carlos III, los datos del INE y de las comunidades autónomas se puede deducir que esta cifra estará probablemente más cerca de los 45.000.
Fuente: El País de Madrid
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