El caso del funcionario policial que se atrincheró en su vivienda en Maldonado y luego se entregó sin provocar daños, volvió a encender las alarmas sobre una problemática que los sindicatos policiales vienen denunciando desde hace años: la salud mental de los efectivos.
En entrevista con el programa Radio con Todos, Julio Acosta, representante del Sindicato Policial de Maldonado (Sipolma), se refirió al incidente y señaló que es reflejo de una situación estructural que afecta a las fuerzas policiales en todo el país.
“Los recursos en la Jefatura de Maldonado son insuficientes. La salud mental es un tema central que hemos planteado desde todos los gremios policiales. Este hecho reciente debe analizarse a fondo, pero lo primero es garantizar el bienestar del funcionario afectado y su seguimiento médico”, afirmó Acosta.
También advirtió que los policías se enfrentan a diario a situaciones de alta tensión emocional: desde conflictos familiares o vecinales, hasta hurtos, rapiñas y siniestros de tránsito con consecuencias fatales. “Eso deja huella. Todos los trabajos tienen estrés, pero en el nuestro lidiamos con lo más difícil de la sociedad y, muchas veces, sin apoyo adecuado”, señaló.
Acosta también compartió una experiencia personal para ilustrar la carga emocional del trabajo:
“Una vez llegué tan alterado a casa después de una jornada complicada, que mi señora me dijo: ‘Mirá que no estás en la comisaría’. Esos momentos te hacen darte cuenta de cuánto afecta el trabajo en tu vida personal”.
Falta de personal y recursos: una deuda pendiente
Además del desgaste psicológico, Acosta volvió a denunciar la histórica escasez de personal en Maldonado. “El departamento ha crecido enormemente, pero seguimos con la misma cantidad de efectivos que en la década del 90. Hace años que reclamamos al menos 1.000 policías más”, afirmó.
Indicó que el actual jefe de Policía, Contreras, ha reconocido esta necesidad y solicitó nuevas vacantes para el departamento. Sin embargo, el proceso es lento: “Aunque se convoquen dos tandas anuales de 50 efectivos cada una, eso apenas alcanzaría para incorporar 100 policías al año, y muchas veces estos ingresos se trancan durante la temporada turística”.
Acosta subrayó que sin más personal y apoyo institucional, será difícil brindar un servicio de calidad a la ciudadanía y cuidar la salud física y mental de quienes integran la fuerza.
“No podemos olvidar que la policía también es humana. Necesitamos contención, reconocimiento y condiciones adecuadas para seguir cumpliendo con nuestro deber”, concluyó.