El 25 de abril se conmemora el Día Internacional de la Lucha contra el Maltrato contra Niñas, Niños y Adolescentes. La violencia contra niños, niñas y adolescentes es una de las peores formas de vulneración de derechos y es un problema que atraviesa todas las franjas sociales, culturales y económicas.
Según datos del Sistema Integral de Protección a la Infancia y a la Adolescencia contra la Violencia (Sipiav), en 2020 se registraron 4911 situaciones de violencia hacia niños, niñas y adolescentes en todo el país (un promedio de 13 situaciones por día). Este dato no representa la totalidad de los casos de abuso y maltrato, sino que da cuenta exclusivamente de las situaciones registradas.
El 56 % de estas situaciones corresponden a episodios de violencia vividas por niñas y adolescentes mujeres. Con respecto a las franjas etarias, la mayor parte del registro se concentra entre los 6 y 12 años (38 %).
Según los tipos de violencia registrados, el maltrato emocional continúa siendo el que concentra mayores situaciones (34 %), seguido por la negligencia (26 %), el maltrato físico (19 %), el abuso sexual (19 %) y la explotación sexual (2 %).
Con respecto a las personas que agreden, el 91 % tiene algún vínculo con el núcleo familiar del niño, la niña o el/la adolescente.
La violencia nunca puede ser un problema de puertas adentro. La desnaturalización de prácticas violentas exige un esfuerzo interinstitucional que trabaje sobre las causas estructurales que derivan en situaciones de abuso y maltrato.
Por otra parte, en un escenario complejo como el que estamos atravesando, la necesidad de respuestas es cada vez más urgente. La baja asistencia a centros educativos, recreativos y de salud también incrementan las situaciones de riesgo. Las redes se debilitan, el distanciamiento se traduce en aislamiento, se favorecen entornos de riesgo y se profundiza la brecha económica y social.
Según la última la Encuesta Continua de Hogares (ECH) de abril 2020, la pobreza afecta en mayor medida a los/as niños niñas de 0 a 12 años, independientemente de localidad en la que se encuentren. Uno de cada cinco niños y niñas viven en condiciones de pobreza (21.3 % de los/as niños y niñas menores de 6 años; 20.6 % de los/as niños y niñas de 6 a 12 años).
Las consecuencias de las crisis sociales y económicas profundizan las violencias sobre las poblaciones más vulnerables, especialmente sobre los/as niños, niñas y adolescentes. Por cada necesidad insatisfecha, por cada derecho vulnerado al que no se da respuesta estamos comprometiendo el desarrollo de las generaciones futuras.
Revertir estas situaciones requiere de compromisos a largo plazo, de un diálogo constante y articulado entre el Estado y la sociedad civil organizada que analice la complejidad de las diversas realidades para brindar más y mejor apoyo a las familias. También es impostergable generar políticas públicas que aseguren la satisfacción de las necesidades básicas, piso necesario para garantizar el cumplimiento de otros derechos.
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