Una pericia realizada por Néstor Figueroa, Oficial (r ) de la Dirección Nacional de Bombero y experto investigador, concluyó que la muerte de los abogados Mercedes Nieto y Mario Cabrera, ocurrida en un incendio de su casa en la sierra de Garzón, no fue accidental y establece la presencia de “una o más personas” en el hecho.
Figueroa fue contratado por familiares y amigos de los abogados fallecidos, porque el primer informe realizado por un efectivo de Bomberos de Garzón dejaba muchas dudas.
El informe será entregado esta semana a la fiscal Ana Rosés, a cargo de la causa, que siempre la calificó como “dudosa”.
La investigación del perito establece la presencia de, por lo menos, una tercera persona que sería la responsable de originar el fuego. Por la posición de los cuerpos descartó el uso de nafta u otro acelerante, “ya que ninguno estaba en posición defensiva, lo primero que hace una persona que se está quemando”.
Pero no descarta el uso de gasoil para quemarlos después de muertos.
La investigación descarta que el fuego se hubiera iniciado en la estufa de leña, como lo señaló el primer informe de Bomberos.
Investigadores policiales sospechaban doble homicidio
Apenas se supo del incendio y la existencia de dos víctimas, las primeras informaciones difundidas explicaban que se había tratado de un accidente. Alguno de los dos había intentado encender la estufa a leña usado un líquido acelerante, con tan mala suerte que el fuego alcanzó al recipìente que habría explotado envolviendo a las dos personas en llamas.
Eso establecía el primer informe realizado por un agente de Bomberos de Garzón que ahora se supo nunca estuvo en el lugar y además contiene varios errores.
Pero a los investigadores policiales esa información no conformó. Dos fuentes policiales dijeron entonces a Caras a Caretas que “hay cosas que no cierran”.
En principio porque una persona cubierta por el fuego lo primero a que atina es a correr o salir del lugar y en este caso, por la forma en que se los encontró, daba la impresión de una muerte súbita.
Luego, el sábado a mediodía brillaba el sol y hacía calor, no se justificaba el encendido de la estufa y más si tenían previsto regresar a Maldonado esa misma tarde porque tenían entradas para el cine a la hora 18.
Además de investigar qué pudo haber ocurrido en esa casa entre las 13.30 y las 15.30 cuando se avisó del incendio al 911, otra pregunta desvelaba a los policías: ¿qué fue lo que usaron para que el calor resultante destruyera los cuerpos pero no a la estructura de la casa?
Para reducir un cadáver a cenizas se necesita una temperatura de unos 1.000 grados y se demora unas tres horas. Si esa temperatura se hubiera generado en el interior de la casa, las chapas del techo habrían desaparecido y probablemente quedara poco de la estructura de ladrillos.
Pero si se sabe que la temperatura alcanzó entre 800 y 1.000 grados porque algunos vidrios y los tornillos que los sostenían se derritieron.
La policía esperaba el informe forense y consideraba que en pocas horas podrían aclarar completamente lo que creen fue un doble homicidio. El estado de los cuerpos no le permitió a los forenses establecer la existencia de lesiones o heridas.
Pasaron dos meses y la investigación policial no avanzó,.
Por Carlos Peláez