Los costarricenses eligieron este domingo al economista Rodrigo Chavescomo su nuevo presidente, tras una segunda vuelta con poca afluencia y llena de desencanto. Con una victoria imposible de remontar, Chaves obtuvo el 52.86% de los votos, asegurando el mando del partido Progreso Social Democrático (PSD). Así, la democracia más sólida de Centroamérica se aparta de la tradición política encarnada en José María Figueres, del partido Liberación Nacional, y da un viraje que presagia nuevos escenarios.
«Recibo con la más profunda humildad esta decisión sagrada del pueblo costarricense. Para mí este no es un momento para festejar, este resultado para mí no es una medalla ni un trofeo, sino una enorme responsabilidad», dijo Chaves tras conocer su victoria. De esta forma se convirtió en el presidente número 49 de Costa Rica, un país que en los últimos años ha vivido una crisis económica que ha puesto en peligro su modelo de bienestar.
El Tribunal Supremo Electoral (TSE) informó que la jornada transcurrió sin incidentes. Sin embargo, el abstencionismo volvió a robarse los focos de unas elecciones marcadas desde el inicio por la incertidumbre. Al cuarto corte realizado por el TSE y con más del 95% de las boletas escrutadas, la abstención rondó en esta ocasión en un 42.67%.
La victoria de Chaves también fue reconocida por Figueres. «Felicito a Rodrigo Chaves y le deseo lo mejor», aseguró en su discurso de aceptación después de los últimos resultados de la jornada.
Entre la polémica y el populismo
El nuevo presidente de Costa Rica llegó al poder con un discurso frontal, en el que ha prometido acabar con «los mismos de siempre». Un lema que en la región también utilizan otros políticos como el salvadoreño Nayib Bukele. Este discurso puede ayudar a comprender por qué su salto a la política ha sido tan deprisa.
Chaves representa todo lo opuesto a los símbolos de Figueres. Reniega de la tradición y los valores de la vieja clase política costarricense, acostumbrada a gobernar en completa apacibilidad democrática. De un carácter frontal y alejado de la corrección política, no ha dudado tampoco en atacar a la prensa con etiquetas como «canallas» y «mentirosos».
Su figura está rodeada de polémica. Mientras trabajaba como funcionario del Banco Mundial, en 2019, fue sancionado debido a denuncias de acoso sexual por funcionarias que laboraban en el organismo. Economista de profesión, también fue ministro de Hacienda del Gobierno de Carlos Alvarado por seis meses.
ABC
Foto: Reuters