Mientras unos pagan canon a la intendencia o subcontratos con consignatarios, los otros elaboran en su casa, sin los controles bromatológicos y venden sin pagar impuestos ni derechos, situación que se extiende por toda la costa.
El control de la venta ambulante corresponde a la dirección general de Gestión Ambiental, compartido con el Municipio de Piriápolis, aunque la labor de policía corresponde a Sub Prefectura.
Prefectura, no hace los controles por su cuenta, sino que brinda apoyo policial a los inspectores de la Intendencia cuando los vendedores se resisten a retirarse o se desacatan.
En síntesis, son los inspectores de la Intendencia y el Municipio quienes deben controlar, y cuentan para eso, cuando lo solicitan, con la presencia de funcionarios de la Sub Prefectura de Piriápolis.