Un hombre joven, delgado, morocho y prolijo recorre domicilios de la ciudad con algunos argumentos como que lo expulsaron de la casa donde vivía con su madre y su abuela, y que extravió la cédula de identidad.
En otras oportunidades, simplemente pide dinero para comprar alimentos.
En horas extrañas, como entre las 22 y 23 horas, golpea las manos o toca a la puerta insistentemente y da las explicaciones, o simplemente dice que quiere comprar milanesas.
Si bien varios vecinos han relatado situaciones casi idénticas, no hay registros en la seccional policial de denuncias ni llamados concretos con esta situación.
Es muy importante que si los vecinos reciben este tipo de visitas, y entienden que pueden ser sospechosas, lo informen a la policía de inmediato.