La “Fundación Lagunas Costeras” comenzó con la colocación de cartelería sobre la importancia de preservar la duna costera, ya que de ella depende la playa.
“Sin flora no hay duna, sin duna no hay playa” señala el cartel, el primero de muchos que se instalarán en diversos puntos de la costa y que se ubicó en el parador “La Huella” de José Ignacio.
La cartelería identifica ocho especies vegetales que “fijan” la duna y que por lo tanto deben preservarse en el lugar donde se encuentran y tiene el apoyo del Municipio de Garzón y la Intendencia de Maldonado.
Las dunas litorales son cúmulos de arena establecidos por la acción del viento.
En la mayoría de las dunas costeras, la vegetación y los obstáculos son factores que determinan su forma.
Generalmente las cercanas a la orilla (duna primaria o anteduna) se encuentran como cordones de arena alargados y dinámicos que son reservas de arena que acompañan la dinámica de la playa.
Entre otros beneficios las dunas forman una barrera que impide que la arena se disperse hacia terrenos interiores, al tiempo que constituye una barrera frente a posibles inundaciones en eventos de tormenta.
Las dunas litorales son un medio original desde el punto de vista geomorfológico y ecológico, a la vez que constituyen áreas de gran atractivo turístico cuando están asociadas a playas.
Una clasificación sencilla de las dunas se basa en la presencia o ausencia de vegetación, que además puede variar en tamaño.
Se reconocen tanto “dunas actuales activas”, es decir sin vegetación y con movimiento natural de la arena y las “dunas antiguas o paleodunas”, estabilizadas por la vegetación donde no hay movimiento de arena.