Desde el año 2016, la Dirección de Políticas Inclusivas de la IDM trabaja junto al aula de ceguera y baja visión de la Escuela Nº 79 Rosalía De Castro a través del aporte que realiza la psicóloga e instructora Marcela Ramírez Odizzio en lo que refiere a uno de los aspectos fundamentales de la rehabilitación visual: las Actividades de la Vida Diaria (AVD).
Las AVD son todas las tareas que una persona hace diariamente y que le permiten vivir en forma independiente e integrada en su entorno, así como cumplir su rol dentro de la sociedad. Se adquieren desde muy temprana edad en el núcleo familiar, son predominantemente visuales y se van internalizando por observación e imitación de padres, abuelos, hermanos o amigos.
En el caso de las personas con ceguera y baja visión, se enseñan mediante técnicas y procedimientos específicos, adaptados a las necesidades y requerimientos de cada uno, teniendo como principal objetivo desarrollar al máximo las capacidades del individuo para que pueda desenvolverse de manera independiente.
Las AVD abarcan tareas muy diversas, tales como: vestirse, aseo personal, cuidado y limpieza del hogar, preparación de alimentos, manejo del dinero, y realización de compras, entre otras. También se corresponden con la adquisición de habilidades sociales como el saludo, el manejo de gestos, el hecho de evitar acciones socialmente inadecuadas o el manejarse en diferentes ámbitos sociales.
En el aula, que funciona en el centro educativo de Maldonado Rosalía De Castro, se cuenta con la asistencia de aproximadamente nueve niños de diferentes edades -a partir de los ocho años de edad- que presentan tanto ceguera como diferentes grados de baja visión. El trabajo se lleva a cabo a partir de los intereses e inquietudes que surgen de los propios alumnos, y luego se agregan actividades a partir de sugerencias de la maestra, profesores, padres o lo que se considere que puede ser de utilidad para ese niño, siempre teniendo en cuenta su desarrollo evolutivo y características personales.
Ayuda cotidiana
En ese sentido, se los ayuda en tareas como atarse los cordones; reconocer el revés y derecho de las prendas; colocarse correctamente la campera y colgarla en el perchero; ponerse la mochila; doblar la ropa; subir cierres, y abotonar las diferentes prendas; además de peinarse, cepillarse los dientes, higienizarse las manos e ir al baño solos; ubicarse en la mesa; utilizar correctamente los cubiertos y cortar con el cuchillo.
También se concretan propuestas manuales y creativas como es el tejido “que surgió a instancias de una de las alumnas que esperaba un hermanito y quería tejer una prenda para recibirlo”, se detalló desde la Dirección de Políticas Inclusivas.
Las acciones se ejecutan conjuntamente con los padres y/o familiares de los niños ya que cada actividad trabajada es concretada bajo una metodología específica que debe ser reproducida luego en el hogar para que sea aprendida.
Asimismo, se brinda acompañamiento a los niños en los talleres de huerta y peluquería que se cumplen dentro de la escuela para adaptar el trabajo sugerido por los docentes a sus necesidades educacionales específicas y fomentar también la integración en actividades con los demás niños.
En todo este proceso de enseñanza se aspira a mantener un estrecho contacto con los padres y/o familiares, escuchando sus inquietudes y sugerencias, y manteniéndolos informados de las actividades desarrolladas.
La Dirección de Políticas Inclusivas destaca el aporte de la profesional que asiste a la Escuela Nº 79 gracias a la ayuda de la Intendencia de Maldonado, y también resalta que este proceso se sostiene mediante el rol de la maestra a cargo del aula, Ana Inés Casañas, y la directora del centro, Mary Rodríguez.