La caravana de cierre de campaña recorrió 41 kilómetros por los principales barrios y localidades del departamento, y contó con la presencia de más de 500 vehículos que formaron una extensa caravana de 12 kilómetros de largo.
La dirigente nacionalista Magdalena Zumarán, hija del histórico y recordado líder blanco Alberto Zumarán, compartió la impresión de los viejos dirigentes blancos de que la caravana de Blás solo se compara a las históricas caravanas del Partido Nacional, en especial a las de la campaña del 84.
“La caravana de ayer fue impresionante, fue histórica. Me hizo acordar a aquellas campañas de la salida de la democracia, la del 84 que yo vine con mi padre. La tengo muy clara en la mente y en los sentimientos, porque lo importante, además de la cantidad de gente, era como se acercaba con mucha alegría y esperanza. Uno veía ayer, niños, jóvenes, ancianos y hacía frío, pero ellos querían tocar al candidato, demostrando mucha alegría y mucha esperanza”, aseguró la dirigente blanca.
Para Zumarán esa “esperanza” que se veía reflejada en todos los que salieron a las puertas de sus casas a saludar al candidato blanco es “esperanza de que pase lo mismo que pasó con el gobierno nacional, que Maldonado cambie, que un Maldonado nuevo aparezca. Esperanza y alegría porque saben que falta muy poquito y que el domingo 27 de setiembre si votamos por Rodrigo Blás y si es el próximo intendente, seguro gana la gente, gana Maldonado”, concluyó la dirigente de Unión y Cambio Magdalena Zumarán.
Por su parte, el candidato blanco Rodrigo Blás, se mostró muy conmovido por lo vivido en el trayecto de la caravana y agradeció a todos quienes acompañaron, los dirigentes de las listas que lo apoyan y en especial a su familia, de la cual dijo “ha sido un pilar fundamental en este camino a la victoria”.
El evento supuso un gran esfuerzo de logística y organización cuyo resultado fue catalogado de “exitoso” por los organizadores. Fue transmitido en vivo por una emisora local e incluyó la emisión de testimonios de una gran cantidad de dirigentes del sector, muchos de los cuales la catalogaron de “histórica” y la compararon con la mayor caravana que se recuerde en Maldonado, la organizada por el fallecido Domingo Burgueño en el año 94.
La caravana culminó de una manera muy distinta a las habituales. Para evitar las aglomeraciones al final, Blás se bajó del vehículo que lo transportaba y se colocó a un costado de la calle para despedir a cada uno de los vehículos que participaron de la caravana, un procedimiento que se extendió por más de dos horas.